Estás sentado a la mesa, tienes jugadores a la derecha e izquierda. Los ves a cada uno y comienzas a preguntarte si hoy será un día para ganar o perder. Pero antes de que pase un segundo más, las cartas comienzan a repartirse, el momento de la verdad llegó. Levantas la mano que te ha tocado, la emoción está al límite y las posibilidades de ganar aumentan con cada segundo.
El póker, contrario a lo que mucha gente cree, no es un juego de suerte. Para ganar, hay que conocer las reglas y estar dispuesto a correr riesgos. Pero, sobre todo, para alcanzar la victoria hay que saber leer a los contrincantes y entender su estrategia de juego. No importa si estás en un casino en línea o en uno físico, las apuestas son las mismas. Así que comencemos, ¿a quién te enfrentarás hoy?
1. Loose-Pasivo
Los jugadores loose-pasivos se caracterizan por jugar muchas manos, pero arriesgando poco. Normalmente no calculan las probabilidades (o simplemente los ignoran) y suelen aguantar hasta el final de la partida aún si no tienen ni la más mínima posibilidad de sacar algún provecho. La realidad es que en esta categoría podríamos encontrar a la mayoría de los jugadores casuales: su interés es meramente recreativo, por lo que suelen perder con facilidad.
Al enfrentarse a un jugador loose-pasivo, lo mejor es no perder el tiempo faroleando (pues seguramente les pasará desapercibido) ni hacer slowplay, dado que pueden sorprendernos en cualquier momento. En especial debemos recordar algo: si están dispuestos a aumentar su apuesta, es porque están seguros de su mano ganadora.
2. Loose-Agresivo
Los jugadores loose-agresivos juegan muchas manos y arriesgan mucho, haciendo de ellos oponentes impredecibles: no sabes si están apostando porque tienen buenas cartas o por dejarse llevar por el juego. Cuando la agresividad de su estrategia es muy elevada, se considera que son “maníacos”.
Cuando el contrincante es loose-agresivo, conviene subir con jugadas menos buenas de lo normal y ser medidos al momento de hacer faroles. Asimismo, es conveniente sentarse a su izquierda, “aislándolo” y disminuyendo el riesgo propio. La clave es entender que este tipo de jugador suele ir con nada, o muy poca cosa; su objetivo es desconcertar.
3. Tight-Pasivo
Los jugadores tight-pasivos son verdaderas rocas, juegan pocas manos y suelen arriesgar poco. Naturalmente, poco riesgo representa pocas oportunidades de ganar a lo grande. ¿Un detalle revelador de este perfil? Resulta obvio cuando va por todo, pues solo lo hace cuando está completamente seguro de la fortaleza de su mano.
Al enfrentar a un tight-pasivo es esencial recordar algo: cualquier muestra de agresividad de su parte significa que tiene una buena mano, y ese es el momento en que debemos estar seguros de nuestra propia partida. Si llegamos al showdown con uno de estos jugadores, es recomendable hacer check primero si no tenemos la certeza de nuestras cartas.
4. Tight-Agresivo
Los jugadores tight-agresivos actúan de una forma muy medida: solo juegan las manos que les interesan y, cuando lo hacen, suelen tener partidas muy sólidas. La mayoría de los jugadores profesionales tienen este perfil y son unos verdaderos tiburones.
Al jugar contra un tight-agresivo será esencial estudiar su estrategia y patrones de apuesta para identificar las áreas de oportunidad. Este tipo de jugador suele subir la apuesta para proteger su mano, así que no dejes de calcular tus probabilidades al momento de enfrentarlo.
El póker es uno de los juegos de casino, en línea o en persona, más populares que hay, sea por la precisión, elegancia o misticismo que invoca en la mente de todos los jugadores. Hay quienes juegan estratégicamente, hay quienes lo hacen solo llenos de emoción, al final, es un terreno donde el ingenio y el intelecto se ponen a prueba para alcanzar la victoria.
Ahora es momento de poner a prueba tu conocimiento, ¿estás listo para leer a tus contrincantes y ganar?