Todo aquel que juega la lotería, lo hace con el firme anhelo de que algún día le sonría la suerte. Un premio de semejante magnitud le permite a una persona tener una envidiable estabilidad financiera y poder vivir en un estado de plenitud sin igual, en los años siguientes.
Pero acá cabe hacerse la pregunta: ¿será cierto que el dinero es sinónimo de felicidad? Y si lo fuera, ¿por cuánto tiempo perdura ese sentimiento? Para dar respuesta a tan interesante cuestionamiento, el Dr. John J. Medina, profesor de bioingeniería en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, estudió el aspecto psicológico y anímico de esos afortunados que ganan la lotería. Y sus hallazgos parecieran dar razón a ese viejo refrán que reza que el dinero no da la felicidad.
Psicólogos y científicos coinciden en que “el dinero no lo es todo”
Precisamente, dadas las escasas probabilidades de ganar el premio mayor de la lotería, es que la mayoría de las personas experimentan un estado de gran alegría, incluso de euforia, en ese instante en que se saben ganadores. Lo cual ha despertado la curiosidad de psicólogos y científicos por igual para estudiar estos estados de ánimo.
Al respecto, existen fascinantes estudios que se enfocan en la psicología de las loterías. Entre algunos de los hallazgos, cabe mencionar que justamente las personas de más bajos recursos son quienes albergan un mayor deseo de jugar a la lotería, con la esperanza de poder resolver todos sus problemas financieros.
Como muestra de ello, un estudio de 1978 que comparó tres grupos de personas descubrió que ganar la lotería no era necesariamente sinónimo de felicidad. En esta investigación, los científicos compararon un grupo de 22 ganadores de la lotería; un grupo control de 22 miembros (que no ganaron dinero), y un tercer grupo de 29 personas con paraplejía o cuadriplejía.
Se estableció una escala del 1 al 5 como medidor del estado de plenitud de los participantes, donde 1 era el estado mínimo y 5 el valor correspondiente al mayor estado de satisfacción. Es así que los ganadores de la lotería obtuvieron un 4 de 5 frente a las personas con discapacidad, quienes dieron con un índice de 2,95 en comparación con el grupo ya mencionado. Mientras tanto, las respuestas del grupo control promediaron su estado de felicidad en un 3,82 de 5.
No obstante, una vez que los cientificos se adentraron a estudiar el nivel de satisfacción generado por los placeres mundanos, como tomar el desayuno o tener una conversación con un amigo, pudieron notar que los ganadores de la lotería obtuvieron las puntuaciones más bajas para el disfrute de estos placeres cotidianos.
En conclusión, los ganadores de la lotería no eran significativamente más felices que los no ganadores. Otro descubrimiento bastante importante indicó que quienes sufrieron un accidente lamentable no eran obligatoriamente menos felices que los otros dos grupos de personas. De modo que, la emoción de gran alegría que se experimenta al ganar la lotería termina siendo pasajera.
Los niveles de máxima felicidad después de ganar la lotería solo duran 90 días
Como parte de estos estudios, algunos psicólogos han identificado diferentes fases de estado de ánimo que todos los ganadores de la lotería experimentan, sin excepción. El primero es la incredulidad, seguido por el éxtasis y por último la aceptación.
De acuerdo al doctor John J. Medina, el estado de éxtasis perdura 90 días, justo después del cual se comienza a asentar el proceso de aceptación. Es en esta tercera fase, en que la emoción de euforia ha pasado, que el ganador consciente de su nueva realidad comienza la búsqueda de alternativas de inversión para resguardar su nuevo patrimonio de cara al futuro.
Evidentemente cada persona es diferente, por lo que para algunos ganadores el sentimiento de felicidad puede extenderse por un periodo un poco más largo, o incluso, perdurar por menos tiempo del indicado por el doctor Medina.
Melissa Dahl, autora de salud y bienestar y Senior Writer del sitio “Science of Us”, también pudo comprobar las conclusiones de Medina y otros psicólogos, afirmando que:
«La emoción de ganar la lotería desaparecerá. Si todas las cosas se juzgan por el grado en que se alejan de una base de experiencias pasadas, gradualmente incluso los eventos más positivos dejarán de tener impacto, ya que estos son absorbidos por la nueva base contra la que se juzgarán los eventos futuros.”
Algunos ganadores de la lotería que multiplicaron su felicidad
Bien es sabido de los innumerables casos de ganadores de la lotería felices al principio, que terminan por perderlo todo, hundiéndose en un estado de depresión inclusive. De modo que, tal vez la clave para disfrutar plenamente de un gran golpe de suerte como este, sea mantener la neutralidad, en las emociones y en las acciones subsiguientes.
Algunos casos de ganadores de la lotería que hicieron precisamente esto y no dejaron perder la cabeza por la euforia del momento son Cindy y Mark Hill, una pareja que ganó la lotería en 2012 y Brad Duke, a quien la suerte golpeó la puerta en 2005. Mientras que los esposos usaron parte de su nueva fortuna en financiar causas benéficas, Duke logró duplicar los US$220 millones que ganó de la lotería, invirtiendo su dinero en oro, petróleo y en el mercado inmobiliario.
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